El expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís afirmó en un reportaje a la BBC Mudo que “No podemos tener otra Venezuela: si Nicaragua se sale con las suyas marca un precedente y un ejemplo nefasto para América Latina”.
Solís ocupa hoy un cargo académico muy destacado dado que como historiador y politólogo dirige interinamente el Centro Kimberly Green para América Latina y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida, lo que lo hace un observador privilegiado de lo que pasa en el continente.
Durante el reportaje que le realiza la agencia pública británica, BBC, Solís al ser inquirido sobre la ola represiva del régimen de Daniel Ortega contra los políticos opositores y disidentes en Nicaragua, el expresidente dijo: “Lo considero un momento sumamente crítico en la historia del país. No es la primera vez que el régimen de Ortega comete actos de estas características: arbitrarios, injustificados, únicamente dirigidos a destruir cualquier posibilidad de recambio político en Nicaragua”
Agrego que: “En esta ocasión, además, el desparpajo con que se están produciendo los arrestos, la evidente forma como Ortega pareciera regodearse ante la opinión pública internacional, ante la cual se muestra completamente burlón, me parece que no tiene precedentes en la historia no solamente de Nicaragua, sino de América Latina”
Para el exmandatario Solís el gobierno nicaragüense esta desde hace mucho tiempo en una situación de amenaza a la democracia y para él “Se inició precisamente con la matanza de marzo y abril de 2018, y se profundizó a medida que el régimen continuó reprimiendo a la oposición”.
Recuerda que “aquellos actos fueron todavía peores que los actuales, porque acabaron con más de 320 personas muertas. Fueron, como lo dicen los informes de Naciones Unidas, del grupo de expertos independientes de la ONU, y de la propia OEA, crímenes de lesa humanidad. Ahí se violó, se torturó, además de asesinar a mansalva a estudiantes indefensos”.
“Ahora – sigue diciendo Solís – estábamos entrando a la fase electoral, que abría la posibilidad al régimen de establecer una transición que permitiera un recambio normal y necesario en un país que está en una crisis ya no solamente económica y política, sino también sanitaria, de proporciones mayores”.
El expresidente de Costa Rica no dudo en calificar al gobierno de Nicaragua como una “dictadura”. “Es clarísimo que es una dictadura que actúa sin ningún respeto por el Estado de derecho, que no existe: lo que hay es un remedo de administración de la justicia”, afirmó
Preguntado por la BBC acerca de que busca el actual presidente nicaragüense Daniel Ortega con sus acciones político-represivas, Solís responde que “soy uno de los que se encuentran confundidos por la actitud de Ortega. Porque uno hubiese supuesto que esta actitud era precisamente la contraria a la que le servía al régimen. Es decir que, enterado Ortega de la situación gravísima en que se encuentra, buscaría más bien un acomodo que hiciera posible una convivencia con la oposición en un régimen que él todavía podría controlar por medio de una significativa cantidad de diputados”. Evita que haya un recambio en el poder cree Solís.
Para Solís hay “hay mucha oscuridad en esa actitud” de Ortega y manifestó ante la posibilidad de que sus actos estén para fortalecer su posición para una mejor transición ante la presión internacional – como algunos piensan – para él “esa no es una transacción; eso es un chantaje”. No hay voluntad de negociar hay una voluntad manifiesta del régimen de perpetuarse” sostiene Solís.
Sobre la actitud de la comunidad internacional frente a los que esta haciendo el régimen de Ortega y su esposa, el expresidente opinó que “creo que ha hecho lo posible en las actuales circunstancias y que las opciones diplomáticas se están agotando”.
“Ha habido ya un repudio clarísimo de muchos gobiernos, una resolución condenatoria a los encarcelamientos arbitrarios de parte de la Organización de Estados Americanos, hay una preocupación manifiesta de los poderes occidentales: Estados Unidos, la Unión Europa”, relató. Pero agrego que “Me parece que se está haciendo hasta donde se puede con los instrumentos disponibles. Faltan poquitas cosas por hacer todavía en ese marco”.
Solís piensan que los que pueden ayudar son “alguno de los países que todavía son amigos de Ortega y no se han convertido ellos mismos en gobiernos igualmente arbitrarios y dictatoriales”, señalando al respecto a Argentina y México.
El expresidente costarricense imagina “que el gobierno argentino y especialmente el mexicano —que tiene desde hace décadas esa tesis de mantenerse al margen de los acontecimientos, aplicando la doctrina Estrada entre otras cosas— podrían estar esperando que esta crisis requerirá dentro de pocas semanas o días que haya países que no estén ubicados en los dos lados de la línea y que ellos podrían ofrecer sus buenos oficios para lidiar entre las dos posiciones”.
Aunque Solís advierte que “también podría ser que – Argentina y México – simplemente estén manifestando desde antes una suerte de complicidad con Nicaragua”
En referencia al principio de “no intervención” que usa en su defensa el gobierno de Nicaragua, Solís dice que “No acepto ese principio en este caso. Hay una manifiesta violación de los derechos humanos que ha sido constatada por órganos independientes, que empezó con una matanza, ha seguido con una represión y está hoy expresándose en cárcel ilegítima para la oposición política de manera selectiva”. “No veo cómo puede un gobierno ampararse bajo la presunción de no intervención frente a actos de tanta gravedad”, agrego.
Ve que es “cada vez lo veo más difícil” lograr un proceso electoral legítimo en Nicaragua. “La dificultad está en que, antes de hablar de las elecciones, hay que hablar de la liberación de todos los presos políticos: no solamente de los líderes de la oposición que han sido detenidos en las últimas dos semanas, sino de las más de 120 personas que siguen en las mazmorras de ese régimen desde hace meses y que han sido reclamados por sus familias sin que hayan tenido posibilidad ni siquiera de llevarles asistencia médica a algunos que han estado gravemente enfermos”, opina Solís.
Solís alerta que ve con “suma preocupación” que Nicaragua tenga como destino un régimen como el de Venezuela. A la vez señalo que “pareciera que los gobiernos del Alba (Alianza Bolivariana) han tenido esa característica de querer hegemonizar el sistema político y, una vez que lo tienen controlado, utilizar las instituciones judiciales y electorales para perpetuarse en el poder y finalmente convertirse en una dictadura que a sangre y fuego reprime a la gente para que no pueda opinar”.
Solís es terminante y sostiene que “Me parece que están caminando en esa dirección y que eso es inaceptable. No podemos tener otra Venezuela: si Nicaragua se sale con la suya marca un precedente y un ejemplo nefasto para América Latina”. Concluyó que “Los demócratas tenemos que actuar de manera concertada para hacer todo lo posible e impedir que ello ocurra”.