¿Qué habría sido de Venezuela sin la llegada del socialismo del siglo XXI?
Esta reflexión es una invitación a comprender el contexto actual de nuestro país.
¿Qué es lo primero que piensas al escuchar “Venezuela”? Probablemente el desastre en el que se ha convertido nuestra nación. Un país lleno de riquezas naturales, con ciudadanos carismáticos, resilientes y una ubicación geográfica privilegiada, cuya historia está marcada por la lucha por la libertad, enfrenta hoy la peor crisis humanitaria, política y social de la región. Una nación amordazada, incapaz de alcanzar su potencial, porque quienes llegaron al poder por vías democráticas han secuestrado los poderes, las instituciones, los partidos políticos y, ahora, incluso la libertad de los ciudadanos. No solo los activistas y figuras públicas están bajo amenaza, sino también ciudadanos extranjeros y personas comunes, perseguidas por compartir mensajes en WhatsApp por la libertad del país.
No alcanzan las palabras de esta nota para describir cómo llegamos a este punto, pero repasemos los acontecimientos más recientes.
El 28 de julio de 2024: un día histórico
Contra todo pronóstico, los venezolanos salimos masivamente a expresar nuestro deseo de cambio. Este mandato popular dio la victoria al presidente Edmundo González Urrutia. Este logro fue posible gracias a una estrategia clara, liderada por María Corina Machado, quien, con su liderazgo basado en la esperanza y el deseo de cambio, despertó a la ciudadanía y volvió a colocar a Venezuela a la agenda pública internacional. María Corina promovió la participación ciudadana con tareas específicas: creer, votar, proteger los votos y resguardar las actas electorales, un esfuerzo heroico por parte de los testigos de mesa.
Sin embargo, los resultados oficiales, contenidos en las actas, no han sido publicados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) ni reconocidos por el régimen.
El fraude electoral y la respuesta del pueblo
El resultado electoral fue contundente. Los venezolanos lo saben; la comunidad internacional lo sabe. Incluso el Centro Carter fue implacable en su postura. Pero el régimen lo desconoció. El órgano encargado de proteger el mandato soberano se convirtió en cómplice del mayor fraude de nuestra historia: Maduro robó las elecciones.
Las únicas actas que el mundo puede ver están en digital en la plataforma del comando Con Venezuela https://resultadosconvzla.com/ y en fÍsico reposan en Panamá.
Fuente: https://resultadosconvzla.com
El 29 de julio, el pueblo salió a las calles en respuesta. En su desesperación ante el rechazo popular, el régimen intensificó la persecución, los secuestros y su insaciable obsesión por aferrarse al poder.
El 9 y 10 de enero de 2025: el golpe.
Cinco meses después, Nicolás Maduro, consumó un golpe de Estado y usurpó el poder. Este acto ocurrió tras el secuestro de la dirigente María Corina Machado, sin que se publicaran las actas electorales, y en un contexto marcado por más de 120 detenciones de ciudadanos extranjeros y menores de edad, más de 1.700 presos políticos, casi 8 millones de venezolanos en el exilio y un país sumido en una pobreza que afecta a más del 70% de la población.
¿Y ahora qué?
Es la pregunta que resuena en todos los hogares venezolanos y en la comunidad internacional, qué es lo que está pasando en Venezuela.
La escalada de violencia y el miedo
El régimen ha impedido que Edmundo González Urrutia ingrese al país, mientras líderes políticos enfrentan la clandestinidad. La sociedad vive bajo el yugo del miedo, impuesto por un sistema que controla a las fuerzas armadas y colabora con grupos armados vinculados al narcotráfico y al terrorismo. Esta situación exige un “recálculo del GPS” hacia el destino final: la libertad.
El reconocimiento internacional
Cada vez son más los países que reconocen la victoria de Edmundo González Urrutia y la gravedad de la crisis humanitaria en Venezuela, documentada por la misión independiente de determinación de hechos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Ambas instancias han sido contundentes, un régimen que ejerce terrorismo de Estado, violaciones sistemáticas de derechos humanos y un uso desproporcionado de la fuerza. Si bien el régimen ignora estas instancias su impacto internacional puede derivar en acciones concretas: Presión diplomática y política, Sanciones económicas y financieras, Fortalecimiento de la justicia internacional, Apoyo humanitario y logístico. Apoyo al mandato soberano en la transición democrática.
La confianza en la dirigencia
El tiempo también es un tirano, cada día que pasa sin avances concretos puede significar más sufrimiento para la población, mayor consolidación del poder por parte del régimen, y un desgaste en la moral y la esperanza de la ciudadanía. El “tic-tac” para materializar el cambio suena con fuerza. Las dictaduras caen, pero no lo hacen solas. Su colapso depende de una combinación de factores internos y externos. Ejemplos de otras dictaduras muestran que la presión internacional, la movilización ciudadana y la unidad política son determinantes.
El desafío sigue siendo monumental, pero la historia ha demostrado que ningún régimen, por más férreo que sea, es eterno y los venezolanos dentro y fuera del país siguen agotando las vías y esperando el titular de los diarios “VENEZUELA LIBRE”.
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