Clarín, Buenos Aires, 15 agosto
La ex presidenta de Costa Rica habló con Clarín sobre la polémica candidatura del postulante de Trump para presidir el organismo. Ella compite y también Gustavo Béliz.
Laura Chinchilla fue presidenta de Costa Rica entre 2010 y 2014 y antes vicepresidenta de Oscar Arias. Es bien conocida en América latina y en la capital estadounidense, donde da clases en la Universidad de Georgetown y es directiva del centro de análisis Inter-american Dialogue. A principios de año, Chinchilla marchaba con chances para conducir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde competía entre otros con el argentino Gustavo Béliz, pero la postulación de un candidato cercano a Donald Trump, Mauricio Claver Carone, rompió una tradición de 60 años al ser el primer estadounidense que se presentó al cargo tradicionalmente reservado a un latinoamericano.
Esta movida causó el rechazo de buena parte de la región, pero fue apoyada por Brasil y Colombia, entre otros países, y tendría los votos para ser elegido. La elección está prevista para septiembre en forma virtual, pero ahora hay una iniciativa, apoyada por la UE, Argentina, Chile, México y Costa Rica para aplazarlas por la pandemia hasta marzo del año próximo y así complicar las chances de Claver Carone, de origen cubano y muy crítico con la situación de Cuba y Venezuela.
En diálogo con Clarín, Chinchilla señaló que en el BID “necesitamos candidatos que no polaricen” y que “politizar la gestión del banco pondría en riesgo su credibilidad y también su solidez financiera”, en alusión al aspirante de Estados Unidos. La costarricense suena como una posible candidata de consenso ante una elección muy polémica: “Tengo condiciones para intentarlo”, afirmó.
– ¿Cómo evalúa la aparición de un estadounidense en la competencia?
– Nunca ha estado en mí descalificar a nadie en función de su nacionalidad. Pero hay dos cosas importantes para analizar. Primero, hubo un cambio abrupto de las reglas del juego y esto no lo podemos ignorar. Segundo, hay que reflexionar sobre qué perfil conviene que el presidente de una institución como el BID tenga. Creo que conviene, para los tiempos que estamos viviendo, una persona que logre tener una visión de muy amplio espectro, que no polarice, que no divida. Además, que no meta al banco en procesos políticos. La gran fortaleza que ha tenido el BID hasta ahora es que ha sido una institución apartidista, fuera de la política, y creo que es una de las condiciones que debe garantizase. Es decir, que si llega ahí no vaya a politizar la gestión del banco porque pondría en riesgo su credibilidad y también su solidez financiera.
-¿Cómo estima que politizaría la gestión Claver Carone?
– Nosotros estábamos preocupados de que en el Banco se repitiera la polarización que había tenido lugar en la elección de la OEA. Se podía entender que en la OEA tuviesen lugar ciertas discusiones que ocurrieron, pero pretender que el BID pasara por el mismo proceso fue algo que a Costa Rica le preocupó desde el primer momento. En un principio veíamos una elección en donde iba a estar Brasil y Argentina, y ahí fue donde Costa Rica vio que había una oportunidad para plantear una candidatura desde un país que ha sido en términos generales un buen componedor para la región. Mi papel, además, ha sido bastante equidistante de los extremos o de las discusiones que han sido cargadas de un lado o hacia el otro. Independientemente de que sea un candidato que venga de los Estados Unidos, necesitamos candidatos que no polaricen.
-¿Puede prosperar la iniciativa de posponer la elección hasta marzo por la pandemia? Ya se sabrá a esa altura si Trump se queda o no en la Casa Blanca, un dato crucial.
– Hay países de la región y fuera de la región que merecen ser escuchados por sus preocupaciones y que además cuentan con un porcentaje accionario importante. Se ha hecho una expresión de voluntad, pero hay que dar un paso más e imagino que lo estarán explorando porque no me corresponde a mi como candidata que soy, sino que es un tema de los gobernadores estrictamente.
-Claver Carone denunció que la Argentina intentaba “secuestrar” estas elecciones en septiembre con una táctica “obstaculizadora” ¿Usted qué cree?
– Creo que ningún candidato debería descalificar a uno de los socios del BID. Si algo yo esperaba de este proceso era precisamente que fuera competitivo. Me parece que hay que respetar la posición de la Argentina igual que la de Chile y otras posiciones que en estos días también han dicho lo contrario en otros países como Bolivia o Guyana. A mí me preocupa que el manejo de esta discusión pueda afectar o dejar secuelas en la gobernanza del BID y eso deberíamos tratar de evitarlo.
-¿Por qué el candidato estadounidense denuncia a la Argentina directamente y no a Chile o a otros países que apoyaron la medida?
– Usted comprenderá que en esto yo soy parte interesada. Independientemente si es Argentina o Chile o si es Costa Rica no está bien descalificar a ninguna nación que esté representada en este momento en el directorio del BID y su junta directiva, a partir simplemente de criterios de conveniencia. Son tiempos extraordinarios. Hay otras organizaciones como la OMC también están discutiendo la conveniencia de posponer la elección por la pandemia. Me parece razonable.
-Si Trump llega a ser derrotado en las elecciones en EE.UU, su candidato al BID perdería fuerza. ¿Podría dar un paso al costado para dar paso a un latinoamericano?
– Creo que estamos en el mismo plano de la especulación y yo no quiero jamás meterme en temas electorales de los Estados Unidos. Pero la efectividad de un candidato no debe estar en función de un proceso electoral. Eso en sí mismo no es conveniente para el BID. Dada la situación de la pandemia y los duros panoramas macroeconómicos que vienen, el BID va a ser aún más que estratégico en los años por venir. De manera que estar exponiendo al BID a consideraciones político-electorales es algo que los mismos candidatos deberían tratar de evitar. Es muy crítico lo que está en juego: los Estados Unidos afrontan el 30% del capital, pero además si Estados Unidos no se mueve hacia adelante para poder discutir la ampliación generalizada del capital nadie más puede hacerlo. Para eso tiene que haber un ambiente bipartidista en Washington. Van a ser tan importantes los republicanos como los demócratas en cualquier proceso de recapitalización que se considere. El mero hecho de que haya candidatos que polaricen el futuro y el debate de la institución no es algo que augure los mejores resultados desde el punto de vista del desempeño del banco.
-¿En qué se diferencia su candidatura de la de Gustavo Béliz?
– Algo que yo he añorado de este proceso es haber conocido a los candidatos y haber debatido con ellos. Aquí no ha habido ninguna posibilidad de hacer ese tipo de comparación porque al proceso lo secuestró la pandemia. En mi caso yo estoy convencida de que tengo la visión, la experiencia y el tono que el momento requiere. La visión porque conozco muy bien América Latina y sus instituciones y las diferencias relativas que existen entre las distintas subregiones y naciones. En cuanto a la experiencia, es una experiencia probada: el haber sido parte de un país prestatario que trabaja muy intensamente con el BID, como es mi caso, y el haber enfrentado proyectos en ejecución, ver sus limitaciones, ver sus ventajas da una visión muy diferente de lo que el BID puede ofrecer. Además, la región necesita un tono conciliatorio y un tipo de liderazgo que más bien convoque voluntades y pueda movilizar muchos actores alrededor de una propuesta.
-¿Un candidato de Argentina hoy no lograría ese tono?
– Creo que la dificultad que puede tener alguna candidatura, y no tiene que ver ni con las nacionalidades ni las culturas, es que esta región ha estado polarizada y ha impedido que nos unamos en torno a denominadores comunes que podamos tener. Hay dos o tres factores que nos están dividiendo en este momento en la región. El más importante de ellos es Venezuela, pero más allá de eso, debemos encontrar cosas que nos deben unir para sacar a la región de esta postración en la que se encuentra.
-¿Cuál es su posición respecto de la crisis en Venezuela?
– Mi posición ha sido siempre muy clara. El régimen de Maduro es una dictadura que ha usurpado de manera ilegítima todos los poderes del Estado excepto la Asamblea Nacional que ahora también pretenden usurpar. Estoy con la posición avalada por varios países, entre ellos el Grupo de Lima del que hace parte Costa Rica, que llaman a desconocer el proceso que se avecina por falta de garantías. Por defender la democracia, dentro de la misma Venezuela me declararon persona no grata, razón que me impide ingresar a ese país.
-¿Usted puede ser una posible candidata de consenso para el BID?
– Estoy segura de tener condiciones para intentarlo. Nos ponen en este momento una prueba de fuego de que tiene que ser un candidato de consenso en América Latina sumando todos los candidatos de esta región, cuando no estamos exigiendo ni siquiera que ese candidato tenga al menos el consenso de su propio país. En mi caso ofrezco ampliamente consenso en mi país, porque una de las cosas más hermosas es que me apoya un gobierno de oposición a mi partido y todas las fuerzas políticas representadas en el congreso. Pero en el caso hipotético de que este proceso se traslade a marzo, podría suceder también que reaparezcan candidaturas que salieron corriendo cuando se presentó Estados Unidos. Las reglas aún no están claras.
-Ya se habla de otra década perdida en la región ¿Cómo debe el BID afrontar esta crisis?
– El escenario definitivo post pandemia no se ha configurado aún en la región. Necesitamos un banco más eficiente, más efectivo y con más recursos. Para eso yo estoy proponiendo que hagamos del BID una institución que pueda agregar mucho mayor valor a todo lo que hace, especialmente en los aportes en el plano técnico. También que sea un banco mucho más descentralizado de lo que es hoy. Quiero ver a los funcionarios en el campo, preocupándose no solamente de cuán rápido se aprueban los proyectos en Washington sino de la calidad de la ejecución de los mismos. Necesitamos más gente en el terreno y menos gente en Washington. Vamos a requerir procesos de reestructuración interna para analizar cómo reacomodar todas las líneas de producción y de gestión. Habrá que intensificar la coordinación con otros socios de la región tanto entidades financieras multilaterales, como el Banco Mundial y el FMI, pero sobre todo tratar de solidificar la red interna de agentes financieros de América Latina.
-¿Cuáles son los ejes de su propuesta?
– Son cinco. El primero es el fortalecimiento de las redes de protección social existentes en la región con especial atención de los sectores más vulnerables, pero también de la generación de oportunidades, básicamente el tema del empleo. En segundo lugar, poner sobre la mesa las iniciativas de inversión, las alianzas público-privadas que sean requeridas para poder dinamizar las economías. Tercero, tenemos que meter de lleno a América Latina en la cuarta revolución y digitalizar no solamente el espacio de producción sino darle prioridad al tema de la educación. Cuarto, la promoción del desarrollo sostenible y la prevención de los efectos del cambio climático. Quinto, las instituciones: no hay desarrollo sostenible posible si no tenemos instituciones más eficientes, más sólidas y más transparentes. Hay que invertir mucho más en ese eje.
-Usted podría ser la primera mujer en conducir el organismo. ¿Sería un símbolo de estos nuevos tiempos?
– Hay dos elementos, uno simbólico y otro de impacto más concreto. A mí me parecería muy hermoso un homenaje a las mujeres de nuestra región que vienen luchando por fortalecer la presencia femenina en puestos de decisión, pero también como efecto demostrativo para las generaciones más jóvenes. Pero más allá de lo simbólico hay un efecto práctico. En América Latina se estima que el sector más golpeado son las mujeres, son quienes engrosan los mercados informales y casi el 80% de las trabajadoras del sector salud. Tengo la intención de desplegar esfuerzos mucho mayores para apoyar a las mujeres de América Latina.
Washington. Corresponsal